El día 14 de mayo de 2015 el alumnado de 6º de Educación Primaria del CEIP Buenos Aires ha participado en una jornada de Educación Vial, promovida por el Ayuntamiento de Benavente y realizada por la Policía Local en las instalaciones que se disponen en el Parque de las Pavas.
Nos recibió D. José, policía municipal encargado de la formación en Educación Vial y pasamos a una sala en la que se nos explicaron los fundamentos básicos de Educación Vial, referidos a los diferentes tipos de vías de circulación, sus partes y posibles ocupantes, así como los distintos tipos de señales de tráfico.
Tras la explicación realizaron un examen para obtener su carnet de conducir.
A continuación nos dividieron en dos grupos: 1 se quedó en el circuito para realizar prácticas como peatones y conductores de bicis, triciclos y cars. Otro grupo realizó la visita al parque de las Pavas acompañados por Dña. Cristina, experta en medio ambiente, que explicó las diferentes partes del parque, su flora y su fauna, además del invernadero inteligente.
Después de una hora se cambiaron los grupos de actividad, pasando los del circuito al parque de las Pavas y viceversa.
Ha sido una jornada enriquecedora para todos nosotros, que esperamos seguir repitiendo en próximos cursos con el resto del alumnado del Centro.
D. José en su explicación al alumnado.

Sacando el carnet de conducir.

Circulando por el circuito y aplicando lo que hemos aprendido.

Dña. Cristina iniciando su explicación al pie del parque de las Pavas, con la Torre del Caracol al fondo.
En el mundo empresarial actual, donde la competencia es feroz y la normativa cada vez más exigente, tener una licencia de apertura y actividad no es un simple trámite burocrático: es el primer signo de que un negocio ha nacido correctamente. En Sevilla, tierra de oportunidades y carácter emprendedor, cumplir con estas obligaciones no solo garantiza la legalidad, sino también la confianza ante clientes, proveedores y administraciones.
Hablar de licencia de apertura, licencias de actividad, licencias de obras o declaraciones responsables no es lo mismo que hablar de papeles y ventanillas. Es hablar de seguridad, de cumplimiento, de orden. En un contexto en el que cada negocio debe ajustarse a normativas urbanísticas, medioambientales y de seguridad, disponer de una licencia adecuada es sinónimo de estabilidad. Un local sin licencia es como un coche sin matrícula: podrá arrancar, pero tarde o temprano, se detendrá.
El auge del emprendimiento en Andalucía ha traído consigo una nueva conciencia sobre la importancia de empezar bien. Y empezar bien significa regularizar la situación del local antes de abrir al público. Ya sea una cafetería en Triana o un estudio de arquitectura en Nervión, el procedimiento comienza con la solicitud de la licencia de apertura en sevilla.
En ocasiones, ambos términos se confunden, pero cada uno tiene un propósito claro. La licencia de apertura se centra en el espacio físico —asegurando que el local cumple las normas de seguridad, accesibilidad e higiene— mientras que la licencia de actividad regula la naturaleza de lo que allí se desarrolla.
Por ejemplo, un local puede estar habilitado para albergar una oficina, pero si se transforma en una panadería, necesitará una nueva licencia que contemple los riesgos asociados a hornos, salidas de humo o maquinaria. La licencia de actividad es el DNI funcional del negocio. Determina si tu proyecto puede operar legalmente en ese emplazamiento concreto y bajo qué condiciones.
En los últimos años, muchas administraciones han implementado las llamadas declaraciones responsables para agilizar el inicio de actividades. Este documento permite comenzar la actividad comercial tras presentar una serie de certificados técnicos, sin esperar la resolución formal del ayuntamiento. Sin embargo, la declaración responsable no exime del cumplimiento de los requisitos; solo traslada la responsabilidad al titular. Si algo no cumple, las sanciones pueden ser considerables.
Por eso, lo recomendable es contar con un técnico cualificado que verifique cada detalle del local antes de abrir las puertas. Desde los planos y memorias técnicas hasta los certificados de instalaciones eléctricas, climatización o protección contra incendios, cada aspecto debe estar en orden.
Para solicitar correctamente la licencia de apertura y actividad, conviene seguir una secuencia clara:
En este punto, conviene recordar que el apoyo de un especialista en licencias puede ahorrar semanas de espera y evitar errores comunes. Y si tu actividad es compleja —como una instalación industrial, un taller o una cocina profesional—, es esencial que tramites también la licencia de actividad sevilla, imprescindible para garantizar la conformidad con las normativas técnicas.
Antes de acondicionar un local, es frecuente necesitar una licencia de obras. Aunque se trate de pequeñas reformas, cualquier cambio estructural, instalación de salida de humos o redistribución de espacios debe estar autorizado. No cumplir con este paso puede suponer sanciones o incluso la paralización de las obras. Por tanto, la coordinación entre el técnico del proyecto y el ayuntamiento resulta esencial.
Uno de los fallos más comunes es no verificar el uso urbanístico del local antes de alquilarlo. Muchos negocios se encuentran con la desagradable sorpresa de que el local no está autorizado para la actividad que desean ejercer. En ese caso, el procedimiento se complica y puede incluso requerir un cambio de uso, con costes adicionales y plazos más largos. Si quieres evitar esta situación, te conviene conocer qué ocurre en estos casos: ¿qué pasa si el uso del local no coincide con tu licencia de actividad?.
Otro error común es pensar que, una vez presentada la declaración responsable, el negocio ya está completamente en regla. La realidad es que cualquier irregularidad detectada durante una inspección posterior puede derivar en sanciones económicas o, en el peor de los casos, en el cierre temporal del local.
En materia de licencias, no hay dos municipios iguales. Cada ayuntamiento dispone de su propia ordenanza reguladora, que fija los criterios técnicos y administrativos según la naturaleza de la actividad. En Sevilla, por ejemplo, los locales de hostelería, estética o talleres mecánicos tienen exigencias muy específicas en materia de ventilación, insonorización y protección contra incendios.
Por ello, trabajar con técnicos especializados en licencias de apertura y actividad marca la diferencia. Estos profesionales no solo elaboran la documentación, sino que interpretan la normativa local y previenen incidencias que pueden surgir durante la tramitación.
Más allá de evitar sanciones, tener todas las licencias al día transmite una imagen de confianza y profesionalidad. Los clientes saben que están entrando en un establecimiento seguro, regulado y comprometido con la legalidad. Además, en caso de querer vender el negocio o traspasarlo, contar con la documentación en regla incrementa su valor de mercado.
Por otro lado, una correcta tramitación facilita la contratación de seguros y la obtención de ayudas o subvenciones públicas, ya que muchas de ellas requieren la presentación de la licencia como requisito indispensable.
Por lo tanto, la licencia de apertura y actividad no es un obstáculo, sino un escudo que protege tu negocio frente a imprevistos legales y técnicos. Cumplir con las normativas no es una opción, es una garantía. Porque abrir un negocio en Sevilla —ya sea una peluquería en Los Remedios, una tienda en el Casco Antiguo o un estudio en la Cartuja— es mucho más que un sueño empresarial: es una responsabilidad con la ciudad, con la ley y con quienes confiarán en ti.
Desde el equipo de especialistas en licencias, siempre recomendamos asesorarse desde el inicio, planificar con rigor y no dejar nada al azar. La apertura de un local es el principio de una historia, y toda buena historia merece empezar bien escrita.
En un mundo donde la seguridad contra incendios es más crucial que nunca, los extintores se presentan como auténticos guardianes de la vida y la propiedad. No son simples cilindros rojos: son héroes silenciosos, preparados para actuar en segundos y prevenir tragedias. Comprender la Normativa UNE 23033-1:2019 es fundamental, especialmente en entornos críticos como los centros educativos, donde proteger a niños y personal docente es una prioridad absoluta.
Los extintores funcionan como aliados inmediatos frente a emergencias. Su eficacia reside en el agente extintor que contienen, una sustancia diseñada para neutralizar distintos tipos de fuego. Existen extintores de polvo químico seco, dióxido de carbono (CO2), agua o espuma, cada uno especializado para ciertas clases de fuego.
Por ejemplo, un extintor tipo ABC es ideal para fuegos de materiales sólidos, líquidos inflamables y fuegos eléctricos, convirtiéndolo en un recurso polivalente y altamente recomendable para espacios educativos y oficinas. Contar con el extintor correcto en el lugar adecuado puede marcar la diferencia entre un incidente controlado y un desastre irreparable.
La Normativa UNE 23033-1:2019 establece los estándares técnicos que deben cumplir todos los extintores en España. No se trata solo de un conjunto de reglas, sino de un marco que asegura eficacia, seguridad y fiabilidad en la lucha contra incendios. Aplicar esta normativa es imprescindible para garantizar que cada extintor funcione correctamente cuando más se le necesita.
La normativa regula aspectos como el diseño, fabricación, inspección y mantenimiento de los extintores. Esto significa que cualquier extintor aprobado bajo UNE 23033-1:2019 ha sido sometido a pruebas rigurosas que aseguran su rendimiento en condiciones de emergencia.
Entender la clasificación de los extintores es clave para su correcta utilización. La normativa distingue las siguientes clases:
Además, es fundamental el Marcado CE, que certifica que el extintor cumple con los estándares europeos de seguridad. Este sello garantiza confianza y fiabilidad, asegurando que el dispositivo funcionará correctamente cuando se le requiera.
La selección del extintor adecuado es vital. Por ejemplo, este extintor 2 kg CO2 es perfecto para fuegos eléctricos y equipos tecnológicos, evitando daños por residuo. En entornos educativos, donde la presencia de equipos electrónicos es constante, contar con este tipo de extintores aumenta la seguridad sin comprometer la infraestructura.
Por otro lado, los extintores de polvo ABC son versátiles y se recomiendan para aulas, laboratorios y oficinas, ofreciendo protección contra múltiples tipos de fuego. La correcta disposición y señalización de estos equipos es una práctica indispensable para la seguridad de alumnos y personal.
La normativa UNE 23033-1:2019 no solo establece requisitos de fabricación y diseño, sino que también regula el mantenimiento y recarga de los extintores. Los dispositivos deben ser inspeccionados periódicamente para garantizar que estén operativos. Esto incluye revisión de presión, integridad del cilindro, estado de la manguera y caducidad del agente extintor.
En centros educativos, realizar inspecciones visuales frecuentes y mantener un registro de revisiones anuales es obligatorio. Un extintor no mantenido correctamente puede fallar en el momento más crítico, poniendo en riesgo vidas y bienes materiales. Implementar un programa de protección contra incendios preventivo es una estrategia inteligente para cualquier institución educativa.
El conocimiento de la normativa debe complementarse con la formación de todo el personal en el uso de extintores. Algunas recomendaciones clave incluyen:
Además, la existencia de un plan de evacuación junto con simulacros regulares refuerza la capacidad de respuesta ante incendios, minimizando riesgos y garantizando la seguridad de los estudiantes y trabajadores.
¿Se puede usar cualquier extintor para cualquier fuego?
No, la eficacia depende del tipo de extintor y del tipo de fuego. Usar un extintor incorrecto puede agravar la situación.
¿Qué hacer si un extintor no funciona?
Nunca intentes repararlo por tu cuenta. Debe ser revisado o reemplazado por un profesional certificado.
¿Con qué frecuencia se deben inspeccionar los extintores?
Se recomienda una inspección anual profesional y revisiones visuales periódicas para asegurar que el extintor esté en condiciones óptimas y en su ubicación correcta.
En la actualidad, la protección contra incendios en centros educativos y espacios públicos es un compromiso que va más allá del cumplimiento normativo. La combinación de extintores correctamente ubicados, mantenidos y operativos, junto con la formación continua del personal, constituye la primera línea de defensa frente a incendios.
La normativa UNE 23033-1:2019 garantiza que cada extintor funcione como un verdadero héroe silencioso. Desde su diseño hasta su mantenimiento, cada detalle está regulado para que, en caso de emergencia, la intervención sea rápida, efectiva y segura. No se trata solo de proteger instalaciones; se trata de salvar vidas.
La seguridad contra incendios no admite improvisaciones. La normativa UNE 23033-1:2019 proporciona un marco sólido que asegura que los extintores sean fiables, seguros y eficaces. Comprender su clasificación, mantenerlos correctamente y formar al personal son acciones indispensables, especialmente en entornos educativos, donde la protección de los más vulnerables es prioritaria.
Recordemos siempre que un extintor no es solo un cilindro rojo, sino un guardián de la seguridad, un profesional silencioso y un aliado que puede marcar la diferencia entre un incidente menor y una tragedia. Aplicar correctamente esta normativa es sinónimo de responsabilidad, previsión y compromiso con la vida.
En nuestra empresa, nos dedicamos a garantizar que cada institución y empresa cuente con la información, los equipos y la formación necesarios para implementar un sistema de seguridad eficaz. Contamos con expertos en protección contra incendios y ofrecemos asistencia integral para asegurar que cada extintor esté listo para actuar cuando se le necesite.
En cualquier centro educativo, la seguridad de estudiantes, docentes y personal administrativo es un aspecto innegociable. Entre las múltiples medidas de seguridad que deben implementarse, los extintores y las Bocas de Incendio Equipadas (BIE) ocupan un lugar central. No se trata solo de cumplir con la normativa, sino de garantizar una protección efectiva ante cualquier eventualidad que pueda derivar en un incendio.
Los extintores son dispositivos portátiles diseñados para intervenir en los primeros instantes de un incendio, capaces de controlar fuegos de distintas clases antes de que se propaguen. Por su parte, las Bocas de Incendio Equipadas constituyen puntos de suministro de agua conectados a una red que permite atacar incendios de mayor magnitud. Su correcta ubicación y mantenimiento son determinantes para que puedan cumplir su función de manera efectiva.
La presencia estratégica de BIE en corredores, salas de actividades y zonas de mayor riesgo en centros educativos asegura que cualquier conato de incendio pueda ser atendido con rapidez, minimizando daños y protegiendo vidas. La planificación y señalización adecuada de estos sistemas no es un lujo, sino una necesidad.
La instalación de extintores y BIE no solo responde a requisitos legales, sino a la necesidad de un entorno seguro para niños y adolescentes. Su correcta utilización puede significar la diferencia entre un incidente controlado y una tragedia. Además, el conocimiento sobre su manejo forma parte de la educación preventiva que todo centro educativo debería impartir a su comunidad.
Los extintores deben distribuirse de manera que sean accesibles en todo momento, evitando obstáculos y garantizando que cualquier persona capacitada pueda acceder a ellos en segundos. La combinación de extintores y BIE permite atacar incendios de distinta magnitud, desde un fuego incipiente en un aula hasta un incendio más amplio en zonas comunes.
Existen varios tipos de extintores, cada uno diseñado para combatir distintos tipos de fuego:
En cuanto a las BIE, estas proporcionan un caudal constante de agua que permite controlar incendios de mayor envergadura. Su instalación debe ser estratégica y complementaria al uso de extintores, asegurando cobertura en todas las áreas de riesgo.
El manejo adecuado de los extintores sigue el acrónimo PAS:
Para las BIE, es fundamental abrir la válvula completamente y dirigir el chorro de agua hacia el foco del incendio, siguiendo rutas de ataque seguras y evitando zonas con riesgo eléctrico. La práctica y la formación son esenciales para garantizar eficacia y seguridad.
La vida útil de un extintor suele oscilar entre 10 y 15 años, dependiendo de su tipo y fabricante. Sin embargo, esto no exime de realizar inspecciones periódicas que verifiquen la presión, el estado del manómetro, el sello de seguridad y la integridad del agente extintor. Las BIE también requieren mantenimiento regular para asegurar que la red de agua funcione correctamente, incluyendo revisión de mangueras, boquillas y válvulas.
Implementar un plan de protección activa contra incendios en los centros educativos asegura que los sistemas estén siempre operativos y listos para intervenir, reduciendo riesgos y mejorando la seguridad global del centro.
Los extintores y BIE deben colocarse en lugares de fácil acceso, visibles y libres de obstáculos. Su señalización clara es indispensable para que cualquier persona, incluso sin formación previa, pueda localizarlos rápidamente. Zonas como aulas, laboratorios, bibliotecas, comedores y pasillos son áreas críticas donde estos dispositivos deben estar presentes y correctamente indicados.
La eficacia de los sistemas de extinción no depende únicamente del equipo, sino también de la preparación de quienes los utilizarán. Tanto alumnos como personal docente y administrativo deben recibir capacitación práctica sobre el uso de extintores y BIE, reconocimiento de rutas de evacuación, activación de alarmas y protocolos de emergencia. La prevención activa es un pilar de la seguridad escolar.
Entre los riesgos más frecuentes al manejar estos equipos se encuentran la inhalación de humo, el contacto con agentes químicos y descargas eléctricas al aproximarse a equipos energizados. Los errores más comunes incluyen desconocer la ubicación del equipo, no leer las instrucciones, apuntar incorrectamente o intentar apagar un fuego demasiado grande sin llamar a los servicios de emergencia.
Todo centro educativo debe contar con un plan de evacuación claro y practicado. Esto incluye la activación inmediata de alarmas, evacuación ordenada por rutas señalizadas y reunión en puntos de encuentro seguros fuera del edificio. La coordinación y el entrenamiento previo son determinantes para reducir riesgos y asegurar la integridad de todos los presentes.
Por lo tanto, los extintores y las BIE no son simples obligaciones legales, sino elementos esenciales para la protección integral en centros educativos. Su correcta ubicación, mantenimiento, formación de usuarios y uso adecuado marcan la diferencia entre un incidente controlable y una tragedia. La seguridad contra incendios es responsabilidad de toda la comunidad educativa, y conocer estos detalles puede salvar vidas.
Para garantizar la máxima seguridad en su centro educativo, es recomendable asesorarse con empresas especializadas que ofrezcan soluciones completas en extintores, BIE y sistemas de protección activa contra incendios. La prevención no admite improvisaciones, y contar con personal capacitado y equipos adecuados es la única manera de asegurar un entorno seguro para estudiantes y docentes.